El artículo se publicó
el 24 de enero de 2002 como parte de una serie que nos aproxima a los
aspectos psico-sociales involucrados en la búsqueda científica
de vida extraterrestre, especialmente cuando se espera que ésta
sea inteligente. El texto nos permite comprobar cómo las ciencias
humanas y sociales pueden colaborar con sus metodologías específicas
a la mejor comprensión de las cuestiones filosóficas implicadas
en dicha búsqueda, así como por su posible éxito.
Desde una perspectiva técnica, el interés del texto radica
en la refutación experimental que hace de la tesis antropocentrista,
que podríamos formular así: la creencia en la existencia
de vida extraterrestre tiene su origen en el sentimiento de antropocentrismo,
por lo que carece de un fundamento objetivo que justifique su búsqueda
(Véase, por ejemplo, Ruiz de Gopegui, Luis, Mensajeros cósmicos.
Ciencia y enigma de los extraterrestres. Madrid: McGraw-Hill, 1994,
pp. 70-71). En efecto, el artículo no sólo desmontaría
empíricamente la relación de tipo causal establecida por
razonamiento deductivo entre antropocentrismo y creencia en la existencia
de vida extraterrestre sino que, además, mostraría estadísticamente
la existencia de una relación de proporcionalidad inversa entre
ambas creencias.
El autor: Douglas Vakoch es Doctor
en Psicología y actualmente forma parte del equipo de científicos
sociales del Instituto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence:
Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), donde dirige y promueve
la investigación de los aspectos culturales de la búsqueda
de vida extraterrestre inteligente. Su formación en Religiones
Comparadas (Carleton College), Historia y Filosofía de la Ciencia
(University of Notre Dame) y Psicología Clínica (State
University of New York) le ha llevado ha interesarse por las implicaciones
teológicas, filosóficas, psicológicas y políticas
de SETI. Igualmente, aplica sus conocimientos en psicolingüística
y comunicación psicoterapeútica a la confección
de mensajes interestaleres, labor por la que ha obtenidos numerosos
reconocimientos. El Doctor Vakoch es también miembro del Comité
SETI de la Academia Internacional de Astronáutica, del Subcomité
de Política sobre Comunicación con Inteligencia Extraterrestre,
del Subcomité de Comunicación y Educación y del
de Arte y Literatura.
Una búsqueda de
señales de extraterrestres tendrá probablemente éxito
si dura lo suficiente. Y los humanos son la especie más importante
de la Tierra.
¿Está de acuerdo o en desacuerdo con las dos afirmaciones
anteriores?
En un artículo anterior de esta serie, vimos cómo el antropocentrismo
y las creencias en la vida fuera de la Tierra pueden medirse a través
de las respuestas dadas a unas pocas, pero bien elegidas frases -como
las dos que abren este artículo. Y una vez que podemos medir
con precisión las actitudes de la gente -como cómo son
las personas antropocéntricas (centradas en lo humano) y cuán
fuertemente creen en la posibilidad de vida fuera de la Tierra- buscar
relaciones entre estos tipos de actitudes es un paso pequeño.
Utilizando las contestaciones a nuestra encuesta en Internet y analizando
estos datos con algo de estadística básica, aprendemos
que hay en realidad una significativa correlación, o patrón,
entre estas dos actitudes. Específicamente, cuanto más
antropocéntrica es un persona, menos probable es que crea que
existe vida fuera de la Tierra.
Podemos interpretar este hallazgo de un modo estricto. Si las personas
piensan que la humanidad goza de una posición privilegiada en
la Tierra, es menos probable que piensen que existen otros seres en
otros planetas. El impacto del hallazgo de vida fuera de la Tierra a
menudo ha sido caracterizado como otra revolución copernicana.
La teoría de Copérnico, como recordarán, desplazó
la Tierra de su lugar privilegiado en el centro del sistema solar. Descubrir
vida fuera de la Tierra -particularmente vida capaz de enviar señales
de radio- podría darnos a los humanos un sentimiento comparable
al de estar "descentrados", cuando nos acostumbremos al conocimiento
de que no somos la única inteligencia en el Universo.
De las personas que utilizaron la encuesta en línea, el 40% se
encontraban en el lado antropocéntrico de la escala -tomando
cualquier lugar comprendido entre una ligera y una fuerte creencia de
que los humanos ocupan un lugar privilegiado en el orden general de
las cosas. El otro 60% tendía a ver a los humanos únicamente
como una especie más entre otras de la Tierra.
Pero, incluso aunque nuestro estudio en Internet mostró un patrón
en el sentido de que estas dos actitudes -el antropocentrismo y la creencia
en la vida extraterrestre- están interrelacionadas, eso no cuenta
toda la historia. Igualmente esencial, ¿con cuánta exactitud
podemos predecir las creencias de la gente acerca de la vida fuera de
la Tierra? De modo un poco semejante a como los astrónomos del
SETI buscan señales artificiales que destaquen del ruido cósmico
de fondo, los científicos sociales del SETI pueden buscar patrones
en las respuestas que da la gente a las encuestas. Incluso aunque en
nuestro estudio de Internet había muchas fuentes de ruido fuimos
capaces, sin embargo, de encontrar un patrón claro en las contestaciones
a la encuesta. Como apuntamos arriba, encontramos un patrón consistente
en los datos: los encuestados más antropocéntricos eran
menos proclives a creer en la existencia de vida extraterrestre ¿Pero
cómo de sólido era este patrón?
Un modo de conseguir manejar la solidez del patrón que detectamos
a través de nuestro estudio en línea es ver cómo
se comparan nuestros resultados con un método más tradicional
de recogida de datos mediante encuestas. Como resultado, a pesar de
todos los retos asociados a los encuestas en Internet, hallamos el mismo
patrón general que descubrimos en un modelo de investigación
más común: una encuesta entre estudiantes pregraduados.
En ese estudio anterior, empleando cuestionarios de lápiz y papel
bajo condiciones de prueba estrechamente vigilada, encontramos una relación
considerablemente más fuerte entre cómo son las personas
antropocéntricas y sus creencias en la vida fuera de la Tierra.
Ese estudio contempló las respuestas de estudiantes universitarios
de Hong Kong y los Estados Unidos. Al compararlos con la encuesta de
Internet, fuimos capaces de hacer casi tres veces mejor la contabilización
de las puntuaciones de los estudiantes americanos que hicieron la encuesta
de lápiz y papel, y aproximadamente cinco veces mejor la de los
estudiantes chinos. ¿Pero qué significan esos números?
Sin entrar en las complicaciones de la estadística, muestran
que el patrón que encontramos empleando la obsoleta prueba de
lápiz y papel era más sólido que el hallado mediante
nuestra encuesta en línea. Aunque en ambos casos encontramos
el mismo patrón (las personas antropocéntricas eran las
menos proclives a creer en la vida extraterrestre), fuimos más
capaces de predecir las respuestas de las personas a la encuesta cuando
las examinamos en condiciones normales de laboratorio, que en la comodidad
de sus propios hogares.
En nuestro próximo y último artículo de esta serie,
daremos un paso más allá de los factores que influyen
en las creencias de las personas sobre si la vida podría existir
en otros mundos, al examinar las cuestiones hipotéticas: "Suponga
que recibimos un mensaje de los extraterrestres ¿Cómo
le gustaría que fueran los extraterrestres?". Como veremos,
nuestras respuestas a esas preguntas pueden decirnos más sobre
nosotros mismos que sobre la vida fuera de la Tierra.