
EPISTEMOLOGÍA
La epistemología (del griego episteme, "conocimiento";
y logos, "teoría"), es la doctrina de los fundamentos
y métodos del conocimiento científico y ha conocido un extraordinario
desarrollo durante los siglos XIX y XX.
La epistemología ha sido llamada filosofía de la acción,
por su enorme influencia en el trabajo de expertos de las más variadas
disciplinas científicas, desde la biología a la informática,
pasando por las llamadas ciencias sociales, la inteligencia artificial
o el feminismo. No obstante, como parte de la teoría del conocimiento
o gnoseología, la epistemología tiene una larga historia
que nace, como casi todo para nosotros, con los griegos.
En el siglo V a.C., los sofistas
griegos cuestionaron la posibilidad del conocimiento fiable y objetivo.
Gorgias argumentaba que nada realmente existe, que si algo existiera
no podría ser conocido y que, si el conocimiento fuera posible,
no podría ser comunicado a otros. Protágoras mantenía
que no se podía afirmar que la opinión de una persona fuera
más correcta que la de otra, pues cada uno es el único juez
de su propia experiencia.
Platón
intentó dar respuesta a los sofistas postulando la existencia de
un mundo de formas inmutables y eternas, las ideas, sobre las que es posible
tener conocimiento exacto y cierto. Las cosas que vemos y tocamos son
copias imperfectas de las formas puras estudiadas en las matemáticas
y la filosofía. Por consiguiente, sólo el razonamiento abstracto
de estas disciplinas lleva al verdadero conocimiento, mientras que la
confianza en la percepción de los sentidos produce opiniones vagas
e inconsistentes.
Aristóteles
coincide con Platón en considerar el conocimiento abstracto como
superior a cualquier otro, pero se diferencia en el método adecuado
para alcanzarlo. Aristóteles mantiene que casi todo el conocimiento
se deriva de la experiencia. Se obtiene bien directamente, abstrayendo
los rasgos definitorios de una clase, o indirectamente, deduciendo nuevos
hechos de los ya conocidos, de acuerdo con las reglas de la lógica.¿Cuál
es la relación entre el conocimiento en la persona o su mente y
el objeto de su conocimiento? La respuesta de Aristóteles es una
de sus más enigmáticas afirmaciones: "El conocimiento
real es idéntico a su objeto".
Después de muchos siglos en que decae el interés por el
conocimiento racional y científico, el filósofo escolástico
Tomás
de Aquino y otros filósofos de la Edad Media ayudaron a
restablecer la confianza en la razón y la experiencia, mezclando
los métodos racionales con la fe en un sistema unificado de creencias.
Desde el siglo XVII hasta finales del XIX, la principal cuestión
de la epistemología fue la utilidad de la razón frente a
la percepción de los sentidos como vías para el conocimiento.
Para los racionalistas, entre cuyos principales valedores encontramos
a Descartes,
Spinoza y Leibniz,
la fuente principal y la prueba final del conocimiento es el razonamiento
deductivo basado en principios auto-evidentes, o axiomas. Para los empiristas,
empezando por los filósofos ingleses Francis Bacon y John
Locke, la fuente principal y la prueba final del conocimiento es la
percepción de los sentidos.
Epistemología en el siglo XX
A principios del siglo XX, los problemas epistemológicos fueron
ampliamente discutidos, y surgieron diferentes escuelas rivales. Se prestaba
especial atención a la relación entre el acto de percibir
algo, el objeto directamente percibido y lo que puede decirse que se conoce
como resultado de esa percepción
Durante el siglo XX se forjan tres modelos básicos de interpretación
del conocimiento científico: el Empirismo Lógico,
el Socio-historicismo Humanista, y el Racionalismo Crítico.
El empirismo inductivo bajo cánones identificados con la
palabra positivismo- se convierte en la más influyente interpretación
del conocimiento científico en el siglo XX, reaccionando contra
el conocimiento especulativo y propugnando el conocimiento riguroso, sometido
a reglas de validación fundadas en la experiencia constatable.
Después de 1920, en la ciudad de Viena se formó un famoso
grupo de académicos, conocido como "Círculo de Viena".
El Círculo de Viena produjo un buen número
de tesis epistemológicas, entre las que cabe destacar:
Criterio de demarcación: lo que distingue al conocimiento científico
de otros es su verificabilidad con respecto a los hechos constatables;
así, la verificación empírica constituye el criterio
específico de demarcación entre ciencia y no ciencia.
Inducción probabilística: la producción de conocimiento
científico comienza por los hechos evidentes susceptibles de observación,
clasificación, medición y ordenamiento. Dado que un conjunto
de todos los datos de una misma clase escapa a las circunstancias de tiempo/espacio
del investigador, el proceso de generalización de observaciones
particulares tiene que apoyarse en modelos de probabilidad.
Lenguaje lógico: los enunciados serán científicos
solo si pueden ser expresados a través de símbolos y si
pueden ser relacionados entre sí mediante operaciones sintácticas
de un lenguaje formalizado.
Unificación de la ciencia: todo conocimiento científico
estará identificado mediante un mismo y único patrón.
En sentido epistemológico y metodológico, no se diferencian
entre sí los conocimientos científicos adscritos a distintas
áreas. Existe una única Filosofía de la Ciencia,
un único programa de desarrollo científico para toda la
humanidad.
Ya desde las primeras declaraciones del Círculo de Viena, hubo
críticas de corte racionalista a las tesis empírico-inductivas
de esa escuela. El más importante representante de estas críticas,
el filósofo austriaco Karl Popper, publica su famosa Lógica
de la investigación científica en 1934, cuando las tesis
de Viena están en pleno desarrollo. Popper empezó a ser
verdaderamente considerado a partir de 1960, convirtiéndose, probablemente,
en el filósofo de la ciencia que mayor influencia ha tenido en
las investigaciones y metodologías de numerosos científicos.
En la corriente de oposición racionalista al empirismo inductivo
pueden agruparse interpretaciones epistemológicas no del todo coincidentes,
pero que muestran, en su conjunto, un trasfondo coherente de acuerdos
elementales. Tomando el pensamiento de Popper como base, las tesis principales
de esta corriente se pueden sintetizar del siguiente modo:
Criterio de demarcación: lo que diferencia a la ciencia de otros
tipos de conocimiento es su posibilidad sistemática de ser rechazada
por los datos de la realidad. En el enfoque racionalista, un enunciado
será científico en la medida en que más se arriesgue
o se exponga a una confrontación que evidencie su falsedad.
Carácter teórico deductivo del conocimiento: el racionalismo
del siglo XX declara inválido el conocimiento construido mediante
generalización de casos particulares y concebido como simple descripción
o sistematización de regularidades detectadas en los hechos estudiados.
La característica fundamental del racionalismo es la concepción
teórica del conocimiento en términos de explicación
predictiva y retrodictiva, sustentada en una vía deductiva controlada
por fórmulas lógico-matemáticas.
Realismo crítico: como rechazo tanto al idealismo como al realismo
ingenuo, se adoptó el concepto de realismo crítico, según
el cual no es válido identificar el conocimiento con los objetos
estudiados, de donde se deriva la necesidad de someter a crítica
los productos de la investigación, para profundizar en las diferencias
entre resultados objetivos y subjetivos.
Sin embargo, en las interpretaciones empírico-inductiva y en la
racionalista, hay dos elementos comunes: uno es la concepción analítica
de la ciencia; el otro es su escasa atención al contexto socio-histórico
que condiciona el conocimiento científico.
Contra estos dos elementos comunes habrá, a partir de 1970, una
sólida reacción que comienza con La estructura de las revoluciones
científicas, del físico Thomas
S. Khun, continúa con Contra el método de Paul
Feyerabend y sigue con la llamada Escuela de Frankfurt, cuyas
tesis van más allá de una epistemología y cuya manifestación
más elaborada es la Teoría de la acción comunicativa,
de Jürgen Habermas.
El impacto de esta reacción antianalítica y socio-histórica
ha estado casi totalmente limitado a las Ciencias Sociales. La tesis esencial
del enfoque socio-histórico plantea que el conocimiento científico
carece de un estatuto objetivo, universal e independiente, sino que varía
en dependencia de los estándares socio culturales de cada época
histórica. Khun sostiene que las tesis científicas no se
superan unas a otras mediante procesos de verificación ni de falsación,
sino que cambian en virtud de las crisis y pérdidas de fe en un
determinado paradigma científico, y que esto depende mucho más
de variables socio históricas que de los procesos del conocimiento
en sí mismos.
Feyerabend defiende una versión más radical, y afirma que,
dado que no existe el método, cada cual puede usar el que quiera
(principio del "todo vale" y postulación del "anarquismo
epistemológico").
La Escuela de Frankfurt no es anti-racionalista, aunque sí antianalítica
y socio histórica, partiendo de los conceptos marxistas de "dialéctica"
y "materialismo histórico".
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