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Ética        Política
 

La política Tomista

La influencia de Aristóteles se encuentra en toda la obra política de Tomás de Aquino, aunque éste la amplie bajo presupuestos teológicos. Aristóteles consideraba que el hombre era un ser social, y que su plenitud se lograba en el ámbito de la polis. El estado era necesario para que el individuo se desarrollara moralmente y alcanzase la felicidad. Para Aristóteles la ética y la política van estrechamente unidas.

Tomás de Aquino al igual que Aristóteles destaca la importancia del Estado como institución natural fundamental para el hombre, ya que éste ha nacido para ser un ser social. El Estado según Tomás de Aquino se encuentra prefigurado en la naturaleza humana, y como la propia naturaleza es creada por Dios, el Estado es deseado por Dios. La diferencia con Aristóteles se da en que si bien éste pensaba que el bien, la felicidad se podía conseguir dentro de la polis, el aquinatense se separa de esta concepción desde el momento que acepta como presupuesto básico que la felicidad depende del encuentro con Dios. Tomás de Aquino de esta forma introduce en la ética aristotélica elementos teológicos. El hombre no puede alcanzar la plenitud solamente en el estado, pues la auténtica felicidad se encuentra en la otra vida, la sobrenatural. La responsabilidad de educar y ayudar al hombre a conseguir la felicidad es de la iglesia, como institución perfecta y superior, al recoger directamente los mandatos de Dios.

La razón como esencia básica de la naturaleza humana permite, según Tomás de Aquino, reconocer cuáles son las reglas comunes e indispensables para el desarrollo ético de los hombres, siempre en consonancia con los principios de la propia naturaleza. Las reglas que regulan a ésta, reciben el nombre de leyes naturales. Entre algunas de estas nonnas para Tomás de Aquino podemos citar:


1.- El hombre como todas las sustancias tiene una inclinación natural a conservar su existencia y la razón. Así el aquinate sugiere que se adopten las medidas oportunas para la óptima conservación de la vida.

2.- El hombre al igual que los animales tiene una tendencia a propagar su propia Especie y a criar hijos. El hombre también tiene una inclinación natural a buscar la verdad, y en concreto en la búsqueda de Dios.

3.- El hombre, por su naturaleza, es un ser social, además, como es un ser racional busca formas adecuadas (leyes positivas) para organizarse en comunidad.

Las leyes naturales son inamovibles ya que forman parte de la propia naturaleza humana, y su cutnplimiento es absolutamente necesario para el bien del hombre, por tal motivo el hombre debe luchar para adqurirlas y conservarlas.

Las leyes naturales y las positivas se fundamentan en la participación que el hombre tiene de la ley eterna (ordenación divina del universo). El conocimiento de estas leyes naturales es accesible a todos los hombres, ya que su contenido se puede deducir de las tendencias de la propia naturaleza.

El hombre según Tomás de Aquino es libre, puede decidir entre cumplir o no cumplir las leyes naturales, es decir entre obrar bien o mal. El estado y la sociedad son componentes naturales de la propia naturaleza humana, ahora bien, para que estado y sociedad funcionen de forma armónica se necesita la figura del gobernante. Para Tomás de Aquino el mandato del monarca debe estar subordinado a las leyes naturales, y por supuesto a la iglesia. El gobernante debe propiciar la felicidad en la tierra, en vistas a una felicidad mayor en otra vida, propuesto (dogma cristiano).Así el monarca debe proveer adecuadamente las necesidades de los hombres, cuidar de la paz, y unificar las actividades de sus súbditos, en vista al logro de la beatítud eterna. El hombre tiene un fin último (teleología) el conocimiento de Dios, y la principal tarea del monarca es ayudar a sus súbditos a acercarse a este objetivo, trabajando en los aspectos terrenales, en su vida concreta: necesidades, problemas, etc.

La misión del legislador es primordialmente aplicar la ley natural a partir de leyes positivas,utilizando si fuese necesario el uso de sanciones. Tomás de Aquino afirma que el gobernador, legislador (su poder legislativo deriva de Dios) nunca puede ir en contra de las leyes naturales y en el caso en el que los súbditos quedaran perjudicados por el incumplimiento de dichas leyes naturales, estaría justificada la sublevación, siempre y cuando las posibilidades de triunfo fuesen seguras, ya que, si no el legislador podría tomar represalias tremendas contra sus súbditos. En el caso de no tener seguridad de vencer al monarca Tomás de Aquino aconseja tener paciencia, y aguantar hasta que las condiciones sean más favorables.

Para Tomás de Aquino existen tres tipos de gobierno bueno: la democracia, la aristocracia y la monarquía, y tres formas malas la democracia demagógica e irresponsable, la oligarquía y la tiranía. La forma más idónea de gobierno es la monarquía, pues la considera la más natural y la que en mayor medida conduce a la paz. En esta forma de gobierno el monarca debe ser el más perfecto de los hombres, pero como esto es en la mayoría de las veces inviable, lo mejor será una constitución mixta: monarquía, aristocracia y democracia (elección de magistrados por el pueblo) en donde se de una auténtica armonía de poderes.

La iglesia es superior siempre al Estado, ya que el fin de la iglesia es sobrenatural, en contraposición al estado que se dedica a los asuntos terrenales. Por este motivo el Estado queda siempre subordinado al poder eclesiástico, la iglesia.

Texto de: Maria Antonia Sanz Potente (Profesora de filosofía)
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