Por su aguda crítica a la civilización y la cultura,
y su audaz desprecio a la idea de un progreso o mejora de la
humanidad fundamentado en el uso de la razón, Rousseau se convirtió
en uno de los pensadores más atípicos de la ilustración,
anticipándose a las tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo.
Frente a la fría racionalidad heredera del racionalismo, defenderá
el sentimiento y la pasión como valores intrínsecos
y esenciales al ser humano; valores que habían sufrido un enorme
menoscabo y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura
occidental.
Nacido en Ginebra el 28 de Junio de 1712, Rousseau pertenecía
a una familia económicamente modesta y de religión protestante
de la que recibió una deficiente educación. Huérfano
de madre desde niño, su padre, relojero, aficionado a la música
y bailarín, tuvo que huir de Ginebra por una disputa
con un militar de buena familia, confiando su hijo al cuidado del
pastor Lambercier hasta 1724, fecha en la que Rousseau comienza a trabajar
en diferentes oficios. Siendo ayudante de un grabador, huyó de
éste debido a sus violentos modales, dejando Ginebra y vagabundeando
por distintas ciudades hasta llegar a Annency, donde fue acogido por
Mme. de Warens, una conversa al catolicismo que pretendía
que Rousseau abjurase del protestantismo, por lo que le envió
a Turín para ser bautizado y convertido. Allí nuestro
filósofo se ganó la vida temporalmente contratado por
la esposa de un tendero, pasando al servicio de Mme. de Vercellis
en 1728 y un año después sirviendo en casa del conde de
Gouvon.
Entre 1729 y 1730, Rousseau deambula por numerosas ciudades dedicándose
a enseñar música y en 1731 viaja por vez primera a París,
donde trabaja como preceptor. A finales de año se traslada a
casa de Mme. de Warens en Chámbery, que le consigue un empleo
en el catastro de Saboya, residiendo allí durante ocho años,
en los que se dedica a estudiar música, filosofía, química,
matemáticas y latín.
En 1742 viaja de nuevo a París para presentar una nueva notación
musical que la Academia no consideró "ni útil ni
original". Sin embargo, en estas fechas contactó con Diderot
y otros ilustrados. En 1743 publica su Disertación
sobre la música moderna y al año siguiente conoce
a Théresè Levasseur, con la que mantiene relaciones
estables de las que tendrá cinco hijos, todos ellos confinados
en un orfanato por ¡el padre de la pedagogía!.
Después de redactar numerosos artículos sobre música
para la Enciclopedia a petición de DAlambert, representa
en 1745 la ópera Las musas galantes y establece amistad
con Grimm y Diderot. Fue precisamente en una visita a
éste a la cárcel cuando Rousseau leyó en un periódico
que se celebraba un concurso de ensayo de la Academia de Dijon cuyo
tema versaba sobre si debían considerarse beneficiosas para la
moral humana las artes y las ciencias. Dicho concurso lo ganó
Rousseau en 1750 con el ensayo Discurso sobre las ciencias y las
artes, texto en el que mantenía una postura pesimista
que anticipó muchas de las tesis freudianas de El malestar
de la cultura y en la que se oponía abiertamente al pensamiento
de los filósofos ilustrados defendiendo que las artes y las ciencias,
fuentes de perversión y esclavitud, contribuían esencialmente
a la degeneración y envilecimiento del hombre.
Obra de gran polémica en su tiempo, el Discurso arranca
de una hipótesis contraria a la mantenida por Hobbes
de un estado salvaje de naturaleza en el que el hombre estaba en guerra
contra el hombre, siendo cada uno enemigo del otro y viviendo todos
en el miedo, la desconfianza y el terror. Rousseau concibe que el estado
"natural" del hombre, antes de surgir la vida en sociedad,
era bueno, feliz y libre. El "buen salvaje" vivía independiente,
guiado por el sano amor a sí mismo. Este estado natural es "un
estado que no existe ya, que acaso no ha existido nunca, que probablemente
no existirá jamás, y del que es necesario tener conceptos
adecuados para juzgar con justicia nuestro estado presente",
es decir, se trata de una hipótesis que permite valorar la realidad
actual: el estado social, aquel en el que el hombre se aparta de la
naturaleza para vivir en comunidad, guiado por el egoísmo, el
ansia de riqueza (propiedad) y la injusticia.
El Discurso causó tantas controversias que Rousseau tuvo
que abandonar su puesto y dedicarse a trabajar como copista de música.
En 1752 presenta en la corte su ópera El adivino del pueblo
y, en 1754 publica una de sus grandes obras: Discurso sobre el
origen y el fundamento de la desigualdad entre los hombres,
en la que lleva a cabo una dura crítica de las instituciones
políticas y sociales como grandes corruptoras de la inocencia
y bondad naturales del hombre. De ella dijo Voltaire que era
un libro "contra el género humano", que cuando
se lee "entran ganas de andar a cuatro patas". Sin
embargo, en esta obra y en las siguientes, Rousseau analiza el tránsito
del hipotético estado de naturaleza al estado social
como una degeneración (no un progreso) producto de las
desigualdades sociales que surgen con la propiedad privada, el
derecho para protegerla, y la autoridad para que se cumpla ese derecho.
Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que defienden
al poderoso, al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad,
a los pobres. La propiedad privada y el derecho han creado un abismo
entre dos "clases" jerárquicamente diferenciadas entre
sí: la clase de los propietarios, de los poderosos y de los amos,
frente a la clase de los no propietarios, pobres y esclavos. Esta situación
no es superable, según Rousseau, pero puede ser mitigada a través
de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente
el individualismo y la independencia del hombre.
Después de publicar esta obra Roussesau volvió a Ginebra
y se acogió de nuevo al calvinismo, instalándose en 1756
en la casa de campo de Mme. dEpinay en Montmorency, junto
con Théresè y la madre de ésta. Pero pronto
surgen problemas, debido al enamoramiento de Rousseau por la condesa
dHoudetot, que finalmente llevó a las dos mujeres a
cortar relaciones con Rousseau, el cual se retiró a casa del
mariscal de Luxemburgo en 1757. Un año después publica
su novela epistolar La nueva Eloísa y en 1762 aparecerán
dos de sus obras más importantes: El contrato social y
Emilio o de la educación. Ambas serán prohibidas
inmediatamente por el parlamento de París (después en
Ginebra, en Holanda y en Berna), que ordena su detención, por
lo que Rousseau se refugia en Neuchâtel, dependiente de Prusia.
Estas obras se oponían de forma contundente al liberalismo de
Montesquieu, al utilitarismo, así como a toda forma de aristocratismo
ideológico o político.
En el Emilio, Rousseau hace un análisis de la educación
donde analiza los procesos mediante los cuales el niño se sociabiliza
y pierde su bondad e inocencia natural. Frente a la fría cultura
racionalista y libresca, propone una educación que siga y fomente
los procesos naturales humanos sin alterarlos y que se base en los sentimientos
naturales del amor a sí mismo y del amor al prójimo. Criticando
la pedagogía ilustrada, Emilio se educará a sí
mismo para dar lugar a una nueva sociedad, más libre y cercana
a su estado natural.
En El contrato social, Rousseau manifiesta otra manera
de paliar la degeneración a la que nos vemos abocados en el estado
social, degeneración que resume en su célebre frase "el
hombre nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenado".
Las injusticias sociales y la fractura de "clase" pueden mitigarse
no sólo a través de la educación, sino transformando
el orden social endógenamente, es decir: desde el interior de
la sociedad misma, y sin violencia. Los hombres deben establecer un
nuevo Contrato Social que los acerque a su estado natural. Este
contrato no es un pacto o convenio entre individuos (Hobbes) ni un contrato
bilateral (Locke). El nuevo contrato social es un pacto de la
comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad, desde el
que se genera una "voluntad general" que es
distinta a la suma de las voluntades individuales y que se constituye
en fundamento de todo poder político. La soberanía ha
de emanar de la voluntad general, siendo indivisible (contra Locke y
Montesquieu, Rousseau no es partidario de la separación de poderes)
e inalienable (la ley procede de la Voluntad General y sus ejecutores
son, por lo tanto, sustituibles). La libertad individual ha de constituirse,
a través de la Voluntad General, en libertad civil y en igualdad.
Todo esto aspira a un deseo o proyecto; se refiere al deber ser, no
al ser.
La graves acusaciones que le acarrearon estas obras obligaron a Rousseau
a refugiarse en Inglaterra, invitado por el filósofo empirista
David Hume. Pero sus
graves trastornos mentales y el empeoramiento de sus manías persecutorias
le enfrentaron con todos sus amigos, a lo que contribuyó una
pesada broma que le gastó Horace Walpole. Éste,
conociendo la inestabilidad de Rousseau, escribió una carta para
asustarle, en la que le convencía de los malévolos planes
que tenía el gobierno para asesinarle, utilizando como intermediario
a Hume, al que Rousseau, mentalmente desequilibrado, acusó injustamente
de todo. De vuelta a Francia en 1768, Rousseau se casa con Théresè,
trabajando como copista en París en 1770. Fallece en 1778, súbitamente,
habiendo sospechas de suicidio.
Pese a lo controvertido de su vida y de su obra, no cabe duda de que
el pensamiento de Rousseau ha sido la gran fuente de inspiración
tanto de la Revolución francesa, como de la comuna
de París y de los movimientos comunistas del siglo XIX, inspirando
también a Tomas Jefferson en su Declaración de
independencia de los EE.UU de América. Además de en cuestiones
políticas, Rousseau influyó enormemente en la literatura,
así como en el movimiento romántico, del que fue un claro
precursor.
Texto: Elena Diez de la Cortina Montemayor.