|
|
NIETZSCHE "LAS VOCES DE ZARATUSTRA"
|
|||
Por ende, cuando Parménides en los albores de la ontología enuncia: " No se piensa lo que no es", Nietzsche concluye: "Lo que puede ser pensado tiene que ser con seguridad una ficción". Más aún enfatiza: "Pero suponiendo incluso que hubiera un en sí, un incondicionado, por eso mismo no podría ser conocido: de lo contrarío no sería precisamente incondicionado"; es decir, "Nuestro yo (selbst), del que tenemos conocimiento, ¿no es también el sólo una imagen, algo fuera de nosotros, externo, exterior?". La ruptura de Nietzsche con todo lo denominado filosofía del Ente, deja entrever la gestación de un cavilar a-conceptual; por ejemplo: "Acuñar al devenir el carácter del ser: he aquí la suprema voluntad del poder". Al respecto, Nietzsche configura el siguiente axioma: "Malvada llamo, y enemigas del hombre a todas esas doctrinas del Uno, lo Inmóvil y lo Imperecedero". Es obvio, como Nietzsche no puede sustraerse al origen del Ente, debe entonces, estructurar un análisis científico de sus ideas, las cuales lo conllevan a la búsqueda de la concepción mas primigenia del Ente. Por tanto, ya en lo más remoto de la intelección humana avizora las raíces de la herencia Platónica-Cristiana. Sintetizo: con Aximandro comienza el meditar del hombre; por añadidura, al Ente se lo distingue con el apelativo de "Apeirón"; luego, Heraclito lo denomina "Physis"; y Parménides lo define finalmente como "Eon". Pero, es en Parménides donde Nietzsche invierte los valores metafísicos en valores axiológicos. Nietzsche concuerda con la reflexión de Parménides: "El Eon es Ateleston y Tetelesmenon". O sea, a causa del Ente: el mundo no tiene principio ni fin. Cabe consignar: para Parménides el "Eon" es el "Ser Pristino" o lo "Uno Primordial". Sin embargo, Nietzsche no medita el "Eon" como un "Ser Ontico", sino como "Eterno Retorno". El "Eterno Retorno" brota de súbito en la conciencia de Nietzsche: "Y así es como habla la sabiduría de pájaro: ¡Mira, no hay ni arriba ni abajo!". En consecuencia, sólo a través de un lenguaje poético logra dar vida y hondura intelectual a aquella experiencia onírica: "Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad". Por tanto, Nietzsche sabe que su filosofía del "Eterno Retorno" tendrá un amanecer: "Para la idea más portentosa se requiere muchos milenios... ¡Durante muchísimo tiempo le toca ser pequeña e impotente". Desde luego, analiza: "¿Será posible que estemos casualmente arrojados a este rincón mecánico del orden cósmico?; en suma: "Si no se cree en un movimiento cíclico del Cosmos, se tiene que creer en el Dios arbitrio". Es evidente, este pathos trágico del hombre Nietzsche lo define así: "Obra de un dios sufriente y atormentado me pareció entonces el mundo. El creador quiso apartar la vista de sí mismo, entonces creó el mundo". Con todo reflexiona y añade: " Para conservarse, el hombre empezó implantando valores en las cosas, él fue el primero en crear un sentido a las cosas, un sentido humano". En conclusión. Nietzsche con su premisa del "Eterno Retorno", se propone romper con los valores del hombre: "Dios es una suposición: yo quiero que vuestro suponer se mantenga dentro de los límites de lo pensable. ¿Podríais vosotros pensar a Dios?". Medito: si no hay un conocimiento de Dios, ¿cuál es el rastro para que el hombre pueda peregrinar?; ¿sólo la huella del laberinto? Nietzsche aduce: "Es inmortal el instante en que engendré el retorno. Los valores supremos se desvalorizan; falta la respuesta al porqué". Conjeturo: Zaratustra es el "Superhombre" que ha de venir y que pregonará el "Eterno Retorno". Con esta nueva visión del mundo, pierden validez los conceptos del bien y del mal. Por ende, ya no hay pecado ni redención. Es menester, la "Inocencia del Devenir" es el naciente evangelio del hombre. En un texto inédito, no inserto en la temática de "Así Habló Zaratustra", Nietzsche expone su teoría del "Eterno Retorno". Mediante esta exposición se revela la caducidad del sentido Cristiano del mundo. Comienzo: "La medida de la fuerza del /Todo/ es definida, no infinita. Sí es infinito el tiempo durante el cual ejerce su fuerza el /Todo/; es decir, la fuerza es eternamente idéntica y eternamente operante. Todo ha existido infinitas veces, conforme retorna siempre de nuevo la constelación de conjunto de todas las fuerzas" Deduzco: Zaratustra, se alza como la figura antitética del Crucificado. Veamos: " Si hubiera dioses, ¡cómo soportaría yo el no ser Dios! Por tanto, no hay dioses". Entretanto, ¿qué sugiere la enseñanza de Zaratustra? Leamos: "Yo camino entre los hombre como entre fragmentos del futuro". Zaratustra, al evocar la muerte de Dios repiensa: "¿Vio cómo el hombre pendía de la cruz, y no soportó que el amor al hombre se convirtiese en su infierno, y finalmente en su muerte?". Taciturno Zaratustra balbucea: "¿Por qué nos dio unos oídos que le oían mal. Si en nuestros oídos había barro ¡bien! ¿quién lo había introducido allí?". Anonadado, Zaratustra oye por postrer vez en lo hondo de si mismo: "Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. El centro está en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad". Perplejo, Zaratustra responde: "Luz soy yo: ¡Ay, si fuera noche! Pero ésta es mi soledad, el estar circundado de luz". Indiscutiblemente, Nietzsche con su filosofía del "Eterno Retorno", trastoca los valores de la cultura occidental, pero también, ilumina otro ámbito del pensar. Al menos, nos advierte: "Los individuos de más elevada jerarquía son los últimos en ser conquistados por una magna verdad: éste es el sufrimiento de los veraces". César Vásquez López DERECHO INTELECTUAL Página Web de Poesía Mística
|
|||