Aunque la mayor parte
del contenido de este libro no sea filosófica sí lo son,
en cambio, sus implicaciones más importantes y de ahí
el interés que suscita en nosotros.
Bruce Jakosky nos ofrece esta obra con el propósito de cubrir
un vacío detectado por él en la práctica docente
como profesor de la prestigiosa Universidad de Colorado: "El
hecho de impartir cursos de introducción a la geología
a estudiantes de primero de carrera me permitió ver la importancia
de las grandes conexiones que se han dado entre los acontecimientos
geológicos y biológicos terrestres durante los últimos
4.000 millones de años. Con el tiempo, el tema de la vida en
otros planetas fue confluyendo cada vez más con mi curso planetario
hasta que, este año, ha terminado titulándose "Vida
extraterrestre". Este libro surgió como resultado de los
estudios previos que necesité para impartir la materia y de la
carencia de un manual adecuado sobre la misma. Lo he escrito teniendo
como objetivo producir una introducción a las cuestiones relacionadas
con la vida en otros planetas asequible a un público culto o
a estudiantes de licenciatura no especializados. La obra también
debería servir a los doctorandos como introducción a los
temas fundamentales y como vía de acceso a la bibliografía
existente, en tanto que la mayoría de ellos no estará
bien formada en todas las disciplinas aquí expuestas"
(p. 8).
La anterior declaración de intenciones de Jakosky pone de manifiesto
la relevancia académica que la cuestión de la vida extraterrestre
científicamente abordada está adquiriendo en la actualidad,
por lo que, atendiendo a las implicaciones filosóficas del tema,
consideramos que dicha declaración debería servir también
de reactivo para el mundo académico de la filosofía.
El propio autor, formado en el ámbito de las ciencias naturales,
comienza su obra destacando el interés filosófico del
tema: "La posibilidad de que haya vida en algún otro
lugar del Sistema Solar o del universo constituye una de las cuestiones
más profundas que podemos plantearnos. Sea cual sea la respuesta
a tal pregunta (la presencia o la ausencia de vida en otra parte), afectará
de manera espectacular a nuestra concepción del mundo y del lugar
que ocupamos en él. El hallazgo de un solo ejemplo de vida elemental
en otro mundo bastará para comunicarnos que el surgimiento de
la vida no es exclusivo de la Tierra y no podremos por menos que preguntarnos
si existe vida inteligente más avanzada o más sofisticada
que la nuestra. En tal caso nos plantearemos si los caminos que hemos
elegido como sociedad son o no los más adecuados. De hecho, el
descubrimiento de que no estamos solos en nuestra existencia nos depararía
toda una experiencia de humildad. Por otra parte, si no encontráramos
ninguna prueba de que haya otras formas de vida, contemplaríamos
la Tierra y todos sus habitantes como un fenómeno excepcional,
ubicado en un plano exclusivo en el seno del vasto universo"
(p. 11).
Esta apelación del autor a la filosofía no es una justificación
ni un reclamo comercial, sino necesidad surgida de la interdisciplinariedad
constitutiva de la exobiología: "Como tal, la exobiología
descansa sobre la intersección de áreas tan tradicionales
como la geología, la astronomía, la ciencia planetaria,
la química y la biología. Se trata, por tanto, de una
rama interdisciplinar que toca todos los aspectos de la ciencia. Y,
dadas las implicaciones de los resultados arrojados por la búsqueda
de vida extraterrestre, también guarda relación con cuestiones
que por lo general conciernen a la filosofía, la teología
y otros campos del saber que no suelen formar parte de las ciencias
naturales" (p. 14).
La llamada de Jakosky a la colaboración evidencia que las humanidades
no sólo no retroceden ante los actuales desarrollos tecno-científicos,
sino que los nuevos horizontes abiertos por éstos reclaman cada
vez con más fuerza su presencia activa. La exploración
espacial y planetaria no es una excepción.
La participación-mediación de la filosofía en el
debate científico sobre vida extraterrestre, caracterizado en
su fase actual por la ausencia de pruebas irrefutables sobre su existencia
pero también, y a la vez, por la posibilidad-probabilidad de
la misma a tenor de los datos conocidos, de ningún modo puede
ser considerada a estas alturas como un ejercicio especulativo inútil
o fantasioso. Mientras la reflexión filosófica respete
en su quehacer peculiar los límites establecidos en cada momento
por los datos científicos y el rigor de la lógica no deberá
temer caer en el absurdo ni en el ridículo. Incluso si tuviesen
razón quienes consideran el tema de la vida extraterrestre como
una cortina de humo encubridora de otros motivos y razones menos confesables
de la exploración espacial y planetaria, la filosofía
debería dejar oír su voz en este asunto justamente para
ejercitar sobre él su capacidad crítica contra las ideologías.
En cualquier caso, el libro de Jakosky ofrece una excelente oportunidad
a los humanistas en general, y a los filósofos en particular,
de ponerse al día en el tema y adquirir una base sólida
que les capacite para ejercitar su actividad en esta materia en uno
u otro sentido, ya que el autor ha sabido casar felizmente en su obra
el rigor científico de la información aportada por las
diversas ciencias naturales implicadas con la claridad divulgativa.
Merece ser destacada, también, la sobriedad de Jakosky en sus
conjeturas y conclusiones a partir de los datos científicos disponibles.
En este sentido, si bien el autor se muestra optimista por lo que respecta
a la existencia de vida extraterrestre y su detección, no lo
es tanto, en cambio, en lo tocante a la posibilidad de que ésta
sea de tipo inteligente, aunque tampoco la descarte.
Sea como fuere, Jakosky considera que el descubrimiento de cualquiera
de las dos formas de vida tendría consecuencias filosóficas
similares: "Gran parte de los temas expuestos en este libro
se centran en la capacidad que posee la vida más simple para
emerger y existir. Nuestro rastreo del universo cuenta con escasas posibilidades
de encontrar seres inteligentes o avanzados puesto que apenas existen
probabilidades de que en otro lugar se haya desarrollado vida inteligente.
Pero esto no resta trascendencia al hecho de localizar vida de otros
tipos: desde un punto de vista filosófico, el hallazgo de cualquier
forma de vida posee una relevancia idéntica a la detección
de vida inteligente. Con ello también quedaría demostrado
que la vida se encuentra diseminada por todo el universo, y no concentrada
en uno solo de sus mundos" (p. 15-16).
En efecto, la cuestión filosófica básica implicada
por una posible detección de vida extraterrestre, por simple
que ésta fuera, sería la confirmación empírica
de las teorías que consideran la vida como un imperativo cósmico
(necesidad) en detrimento de aquellas que la tienen por un fenómeno
casual (azar).
Dos razones más, cuando menos, pueden alegarse en favor de la
implicación de la filosofía en el tema de la vida extraterrestre
científicamente considerada. Primera: la vida ha sido, y es,
un tema tradicional en la reflexión filosófica. Por tanto,
el interés filosófico por las cuestiones subyacentes a
la actual búsqueda y posible detección científica
de vida más allá de la frontera terrestre deberá
ser considerado como la consecuencia lógica del interés
tradicional de la filosofía por el fenómeno vital y sus
múltiples y variadas formas de manifestación. En este
sentido, el libro de Jakosky nos permite comprender la conexión
existente entre la aparición de la vida en la Tierra y la posibilidad
de su existencia y búsqueda fuera de ella. Segunda: como bien
puntualiza Jakosky, el debate sobre la existencia de vida extraterrestre
no es un desconocido para la tradición filosófica, pues
ya entre los filósofos griegos se suscitó un apasionado
debate teórico entre quienes defendían tal posibilidad
como una necesidad lógica resultante de sus concepciones físicas
y los que la negaban basándose en su consideración de
nuestro planeta como lugar único e irrepetible en el conjunto
armonioso del cosmos.
No se presenta, pues, desnuda la filosofía al debate científico
actual sobre posibilidad y búsqueda de vida extraterrestre. Vestida
de tradición e interés puede, y debe, máxime cuando
es requerida por los propios protagonistas, contribuir a él aunque,
eso sí, con nuevas maneras toda vez que debe dialogar fluida
y permanentemente con las ciencias naturales implicadas.
Jakosky también plantea el tema de su obra en tono de aventura
y reto históricos para la humanidad: "Pertenecemos a
la primera generación capacitada para iniciar el estudio minucioso
de las cuestiones científicas relacionadas con el origen de la
vida en la Tierra y las posibilidades de que haya aflorado en algún
otro lugar del universo. (...) Ahora se entienden numerosas cuestiones
que atañen a la climatología y a las condiciones de habitabilidad
que reinan en el resto de los planetas vecinos y estamos preparados
para empezar a buscar evidencias de otras formas de vida" (p.11).
La búsqueda de vida en otros planetas consta de dieciocho capítulos
dedicados a exponer los fundamentos científicos que permiten
considerar seriamente la posibilidad de existencia de vida fuera de
nuestro planeta y, en consecuencia, animar a su búsqueda. Los
seis primeros capítulos repasan los conocimientos actuales sobre
el origen del universo y su evolución, la de la Tierra y las
condiciones para el surgimiento de la vida en ella. En el séptimo
se analizan los requisitos para la existencia de vida extraterrestre
en función de dichos conocimientos.
Los capítulos ocho a diez exploran las posibilidades de existencia
de vida marciana y su búsqueda así como el debate abierto
por la posible presencia de restos de vida en meteoritos procedentes
de Marte. En el capítulo once Jakosky pasa revista a las condiciones
del planeta Venus y sus posibilidades para albergar algún tipo
de vida en el pasado o en la actualidad. La exobiología de Titán,
satélite de Saturno, se estudia en el capítulo doce y
en el decimotercero se hace lo mismo con la del sistema joviano (Júpiter
y sus lunas).
Los capítulos catorce a dieciséis forman un bloque de
sentido. El capítulo catorce aborda la formación de planetas
alrededor de estrellas distintas del Sol. El decimoquinto expone el
estado de la cuestión en la búsqueda y detección
de planetas orbitando alrededor de otras estrellas y el decimosexto
analiza la habitabilidad de tales planetas partiendo de las condiciones
de los ya conocidos de nuestro Sistema Solar.
El decimoséptimo capítulo está dedicado a la cuestión
de la posible existencia de vida inteligente extraterrestre y su búsqueda.
El autor diseña el capítulo a la manera clásica
en este tipo de obras. Partiendo del problema del origen de la inteligencia,
Jakosky se aproxima al controvertido tema de la posibilidad-probabilidad
de existencia de vida inteligente más allá de la Tierra
sirviéndose críticamente de tres argumentos clásicos:
la ecuación de Drake, la paradoja de Fermi y el
tema OVNI. El capítulo acaba con una exposición de los
esfuerzos desarrollados por el hasta ahora infructuoso programa de
detección de vida extraterrestre inteligente tecnológicamente
avanzada (SETI), que en su momento llegó a contar con el
apoyo y participación de la NASA.
En el capítulo final el autor repasa los argumentos favorables
a la existencia de vida extraterrestre, ofrece información actualizada
sobre las investigaciones en marcha y proyectos futuros dedicados a
la búsqueda de vida en el cosmos y analiza la transcendencia
de las implicaciones filosóficas, sociales y religiosas de su
posible detección o ausencia.
El libro incluye una extensa bibliografía y lecturas adicionales
desglosadas por capítulos. Cabe mencionar igualmente la calidad
y abundancia de fotografías de los cuerpos celestes tratados
en el libro, así como de ilustraciones y gráficos que
acompañan a los textos. Lamentar únicamente que no sean
a color.
En definitiva, un libro excelente con un propósito encomiable
sobre un tema, la posibilidad de existencia de vida extraterrestre y
su búsqueda científica, tan apasionante y controvertido
como inquietante que permite, a la vez, comprender la necesidad de que
la filosofía académica no siga permaneciendo al margen
del mismo por más tiempo.
Roberto Aretxaga Burgos
roarebur@hotmail.com