La búsqueda de
vida extraterrestre constituye una excelente panorámica, completa,
rigurosa, bien estructurada y magistralmente expuesta de los fundamentos,
logros y expectativas de la Exobiología junto con algunas de
sus implicaciones filosóficas: "El estudio del origen
y evolución de la vida es claramente multidisciplinar, implicando
a todas las Ciencias de la Naturaleza y la Filosofía, (...).
A lo largo de esta obra esperamos acercar al lector las diferentes propuestas
sobre la conexión entre estas disciplinas" (p. 1).
Los autores, Manuel Vázquez Abeledo y Eduardo Martín Guerrero
de Escalante, son doctores en Ciencias Físicas por la Universidad
de La Laguna (Tenerife) e investigadores del Instituto Astrofísico
de Canarias. Eduardo Martín es, también, investigador
del Instituto Tecnológico de California.
El interés filosófico de La búsqueda de vida extraterrestre
radica, en parte, en razones de tipo histórico ya que el debate
sobre la existencia de vida en otros planetas se remonta a los orígenes
de la Filosofía misma. Modernamente, la consolidación
del método científico relegó el tema de la vida
extraterrestre a un asunto especulativo sobre el que nada serio podía
decirse dada su refractariedad a la observación empírica
y a la contrastación experimental.
Sin embargo, desde hace una década aproximadamente, el estado
de la cuestión ha experimentado un giro radical como consecuencia
de los desarrollos y éxitos de la tecnociencia en el estudio
de la vida y la exploración planetaria. A este cambio han contribuido,
por un lado, el programa de radiodetección SETI (Search for Extraterrestrial
Intelligence) impulsado, entre otros, por el célebre astrónomo
Carl Sagan y en funcionamiento desde su primera escucha el 8 de abril
de 1960 (proyecto Ozma). Por otro, el surgimiento de la Astrobiología
como ciencia multidisciplinar resultante de la estrecha colaboración
entre diversas ciencias naturales y los desarrollos tecnológicos
de la exploración espacial y planetaria.
Esta ciencia, a pesar de su carácter emergente, ha posibilitado
ya toda una gama de descubrimientos que están obligando a revisar
nuestros conocimientos sobre el origen y evolución de la vida
y, en consecuencia, a replantear el problema científico y filosófico
de la excepcionalidad (azar) de la vida y a considerar la posibilidad
de que ésta constituya un imperativo cósmico bajo determinadas
circunstancias (necesidad). De todo ello da cumplida cuenta este libro
de Manuel Vázquez y Eduardo Martín, quienes no dudan en
afirmar que: "SI realmente estamos solos en el Universo, nuestra
gran tarea será el asegurar la supervivencia de la Inteligencia
del Universo, resaltando la importancia del milagro cósmico de
la vida humana. SI nos encontramos otra forma de vida, y todavía
más si ésta es inteligente, ese sería el momento
más importante en la historia de la Humanidad, quizá el
Final de la Infancia, rememorando la novela de A. Clarke. Entre otras
consecuencias quizás nos pueda conducir a la creación
de una auténtica conciencia planetaria para los Homo Sapiens,
olvidando todos los localismos, nacionalismos y racismos que han ensombrecido
el paso de la especie humana sobre nuestro hermoso planeta azul"
(p. 349).
Por otra parte, ni el hecho de que los autores de La búsqueda
de vida extraterrestre sean españoles ni el momento de su aparición
nos parecen enteramente casuales. El mismo año de la publicación
de la obra se creó en España, no sin críticas,
el Centro de Astrobiología (CAB). El CAB, un Organismo Público
de Investigación (OPI) asociado al NASA Astrobiology Institute,
es el único del mundo en su género fuera de EE.UU. Este
hecho convierte a España en pionera de la Exobiología,
lo que debería redundar en el atractivo del tema para la Filosofía
en nuestro país.
En efecto, los distintos niveles implicativos de la Exobiología,
junto con la capacidad de esta ciencia para movilizar importantes recursos
tecnológicos, económicos y humanos debería ser
suficiente motivo para convertirla en objeto de la mirada filosófica
académica. En este sentido, convendría distinguir la Exobiología
como actividad científica de sus resultados, lo que permitiría
a la Filosofía, por una parte, analizar sus fundamentos epistemológicos
y presupuestos ideológicos y, por otra, reflexionar sobre sus
objetivos, expectativas y logros desde una perspectiva propia, a la
vez que evaluar y prever sus posibles impactos socio-culturales y éticos
actuales o futuros, entre otros.
La preocupación por dichos impactos quedó ya patente en
la primera Conferencia Internacional CETI (Communication with Extraterrestrial
Intelligence) sobre la existencia de civilizaciones extraterrestres
y la posibilidad de contacto con ellas, celebrada en setiembre de 1971
en el Observatorio Astrofísico de Byurakan, de la Academia de
Ciencias de Armenia (antigua URSS), bajo el patrocinio de la Academia
Nacional de Ciencias de EE.UU. y la Academia de Ciencias de la URSS,
con la colaboración de la Fundación Nacional de Ciencias
de EE.UU. En ella tomaron parte cincuenta y tres cualificados científicos
pertenecientes a múltiples disciplinas, entre ellos dos premios
Nobel. En este mismo sentido deben ser mencionados los congresos SETI,
organizados por la Academia Internacional de Astronáutica, que
en la década de los ochenta elaboró el primer protocolo
de actuación ante un posible contacto con inteligencias extraterrestres.
En definitiva, la Filosofía, por su historia y naturaleza, parece
irremediablemente llamada a ejercitar su actividad crítica en
este tema y en ello radica, justamente, el interés que para nosotros
posee la obra La búsqueda de vida extraterrestre: sus siete capítulos
deberían ser un aviso y un reclamo para la Filosofía de
nuestro país al presentarle de forma rigurosa y accesible los
esfuerzos de la comunidad científica para embridar mediante hipótesis
susceptibles de contrastación experimental las especulaciones
sobre el tema y, en consecuencia, mostrarle que reflexionar filosóficamente
sobre la existencia de vida extraterrestre, su búsqueda, implicaciones
y consecuencias, no es ya un quehacer sin sentido ni supone distraer
la atención de la Filosofía de otras dimensiones y problemas
más inmediatos o urgentes, sino un ejercicio de responsabilidad
ante las expectativas y riesgos suscitados ya irreversiblemente en diversos
frentes por la exploración de esta nueva frontera tecno-científica
y humana del nuevo milenio.
En La búsqueda de vida extraterrestre, se evita explícitamente
formular conclusiones, se sugieren posibilidades desde el rigor científico
más absoluto y se reclama la presencia de la Filosofía
en una cuestión de la que únicamente ha comenzado a arañarse
la superficie y que, con independencia de su resultado, se ha convertido
ya en una de las aventuras más apasionantes de la historia humana,
además de fuente esencial de conocimientos sobre la vida y su
origen.
Los contenidos de la obra se distribuyen en siete capítulos que
abordan el tema desde varias perspectivas y en desarrollos sucesivos.
Ya en el mismo prólogo los autores se ven obligados a plantearse
el trasfondo filosófico de su actividad científica. En
el primer capítulo recorren la historia de las ideas sobre la
vida y la pluralidad de mundos, desde el pensamiento mítico a
la actualidad, y abordan el problema filosófico implicado en
la cuestión del azar o necesidad del fenómeno vida. El
capítulo 2 profundiza en la exposición de los conocimientos
actuales sobre el origen y evolución de las estructuras cósmicas
necesarias para la existencia de vida sobre la Tierra, la fabricación
de los elementos químicos, el origen y evolución de la
Vía Láctea, las estrellas, el sistema solar, y la formación
de moléculas. Expone también el proceso de terraformación
y analiza la importancia de los cometas en cuanto conservadores de la
huellas de los orígenes, lo que justificaría los esfuerzos
para su exploración. En el capítulo 3, los autores vuelven
sobre la cuestión del azar o la necesidad de la vida. Comienzan
exponiendo la universalidad de las condiciones básicas necesarias
para el surgimiento de la vida e inician luego un recorrido descendente
hacia las particularidades que presenta nuestro universo llegando hasta
el caso de la Tierra. Destacan, además, la influencia de los
impactos de objetos celestes en la explosión y evolución
de la vida.
Sentadas las condiciones anteriores, en el capítulo 4 exponen
el atractivo de Marte para la Astrobiología de cara a la posibilidad
de albergar vida, actualmente o en el pasado, dada su proximidad y semejanza
con nuestro planeta. Todos los aspectos y descubrimientos científicos
involucrados en esta polémica desfilan por las páginas
del capítulo. Se hace inventario, igualmente, de los proyectos
de exploración marciana, tanto actuales como futuros, así
como de las técnicas de búsqueda de vida extinguida y
adormecida. El capítulo 5 constituye un completo repaso a los
planetas y satélites de nuestro sistema solar a fin de evaluar
su potencialidad para albergar vida en función de sus condiciones
físico-químicas. El capítulo 6 se dedica al tema
de la búsqueda de otros mundos, cuerpos y sistemas planetarios
extra solares susceptibles de albergar vida. Contiene una completa exposición
de los métodos y técnicas de búsqueda así
como un rastreo histórico del tema y los éxitos obtenidos.
En el capítulo 7 se exponen los diferentes tipos de vida que
cabe esperar encontrar en función de los conocimientos actuales
al respecto, así como las distintas técnicas empleadas
para la detección de vida a distancia. El capítulo incluye
también una excelente información sobre los diversos esfuerzos
y proyectos que desde el comienzo viene realizando SETI para la búsqueda
y contacto con vida inteligente extraterrestre en fase de civilización
tecnológicamente avanzada, a la vez que incide en el debate sobre
sus fundamentos teóricos y posibilidades de éxito. Concluye
este capítulo con un apartado dedicado a las diferentes teorías
sobre formas de navegación interestelar y otro referido al controvertido
fenómeno OVNI.
El volumen contiene un conjunto de apéndices sumamente útiles
que tratan con mayor rigor técnico algunos aspectos de los capítulos
precedentes evitando así recargarlos en exceso y posibilitando,
de este modo, dos niveles de lectura en función de la exigencia
del lector. Le siguen un glosario y una excelente bibliografía
dividida en dos bloques: uno, conteniendo referencias generales que
incluye un impresionante y práctico listado de direcciones en
Internet (World Wide Web), organizadas por temas; otro, destinado a
referencias específicas en función de los capítulos
de la obra. Cierra el volumen un siempre útil índice analítico.
Respecto a la materialidad de la obra, conviene mencionar su cómodo
formato, lo que facilita su lectura y manejo. Este detalle, unido a
la compleción, actualidad y rigor de su contenido así
como a la lograda y accesible exposición la convierten en un
excelente manual de consulta sobre el tema. Hay que mencionar también
la cuidada edición de gráficos y fotografías, algunas
de ellas en color.
La búsqueda de vida extraterrestre, por su planteamiento, compleción
y oportunidad, constituye una de las mejores y más actuales obras
en su género y hay que situarla entre las más adecuadas
para informar e interesar definitivamente a la Filosofía de nuestro
país en el tema. Además, la preocupación de sus
autores por la dimensión filosófica de muchas de las implicaciones
y consecuencias de su peculiar actividad científica pone de manifiesto
el valor de la Filosofía como disciplina imprescindible e ineludible
a la hora de afrontar éste y otros retos tecno-científicos
y humanos del siglo XXI.
Roberto Aretxaga Burgos
roarebur@hotmail.com